sábado, 4 de marzo de 2017

Hacteodiar


Turing salvó muchas vidas al descifrar la máquina ‘Enigma’. Sin embargo, el matemático fue condenado por ser homosexual, y el héroe sufrió más castigo que premio “Le sometieron a una castración química, lo sumieron en una depresión brutal y acabó suicidándose. 

Nosotros debemos ver dentro de las personas, no solamente detenernos en su aspecto, sus maneras, su peinado, sus ornamentos, debemos valorar a las personas por sus ideales, su entrega a los demás, su generosidad, si no lo hacemos así estaremos castrando a personas valiosas y necesarias para ayudarnos a cambiar este mundo en poder de los que etiquetan, de los que amordazan, de los que no admiten diferencias de sexo, de color, de religión, de pensamiento...debemos rascar un poco la pintura y descubrir el óxido en la chapa, el óxido de los ladrones de cuello blanco, hijos predilectos que ocupan poltronas para saquearnos y rascar el barniz para llegar al corazón de las buenas personas sin preocuparnos de la chapa exterior y no debemos olvidarnos que cada uno es lo que le dicta su cerebro, sus hormonas, su ser y nadie podrá convencerle de lo contrario

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