sábado, 11 de octubre de 2014

Las guerras que roban la paz de las conciencias

Una reflexión matutina antes de contaminarme con las noticias 




El primer desastre de todas las guerras( a veces mal llamadas "conflictos armados") es el fuego amigo

El segundo es que el único enemigo sea un ejército en la sombra, con grandes intereses materiales y estratégicos, inoculando con su lucha ideológica el veneno del odio y subvencionando el altísimo costo de armas a cambio de deudas eternas a uno, o los dos bandos

El tercero es que el resto del mundo, sin criterio propio, apasionado por noticias distorsionadas, se crea todo lo que le cuenten los medios de información, tantas veces manipulados por ese ejercito invisible.

El cuarto es que el precio a pagar se complemente con vidas inocentes de niños descuartizados que pasan a ser números estadísticos y el caldo de cultivo de más odios que alimenten la llama  de la contienda.

 Una guerra nunca es legal y mucho menos es limpia. 

Una guerra es un fracaso irreparable no solo de los hombres enfrentados, sino también del resto de la humanidad impasible, enmohecida o enardecida por el deseo de venganza.

Una guerra no tiene vencedores ni vencidos entre los hombres que se envilecen y se matan; los vencedores siempre son los que trafican con armas, los que invierten en matanzas.

Las treguas nos demuestran que el camino emprendido solamente tiene a veces ganadores en la sombra.

Si trasladamos esta reflexión a la vida cotidiana, también nuestras guerras particulares, roturas familiares... pueden tener daños colaterales, verdades y mentiras, enemigos invisibles y víctimas inocentes.

¡Haz el amor de verdad! y no me refiero al sexo, el amor es caridad, comprensión, es ver la viga y no dejarse cegar.

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