martes, 31 de julio de 2012

Que insignificantes somos y como dejamos volar nuestras fantasías.



Conocemos la temperatura de 4000 grados centígrados de la barisfera y su espesor de 3000 kilómetros así como su composición de hierro y níquel
Medimos las distancias de las galaxias en un universo en expansión con un atraso en el tiempo de decenas de miles de millones de años luz y en un momento en el que su distancia es infinitamente superior al momento en que la luz que recibimos fuese emitida.
El diámetro del universo visible según nuestros  cálculos es de 14 mil millones de años luz, pero este no es el borde real del universo. En este caso tenemos la humildad de reconocer que no tenemos NPI de donde se encuentra este límite
Observamos estrellas que hace millones de años que no existen y no hemos recibido la luz de otras que por su lejanía permanecen ocultas a decenas de miles de millones de años luz.
Un año luz es el espacio recorrido por la luz en un año viajando a 300000 kilómetros por segundo; más o menos equivale en kilómetros a  60x60x24x365x300000
Si esta cantidad la multiplicamos por 14 mil millones (14000000000) tenemos la distancia del límite del universo visible.
Conocemos ya 2321 exoplanetas  (planetas de estrellas distintas al sol) de ellos 200 tienen un tamaño similar a la tierra y46 se encuentran en la zona habitable con posibilidad de tener agua en estado líquido.
Reflexión. El universo es demasiado x demasiado x demasiado enorme para poder meterlo en el bolsillo.
El hombre en su afán de dominarlo todo tiene a Dios el creador del universo (podemos llamarle origen o singularidad espacio temporal,  inmediatamente anterior al Big Bang) cerrado con llave en un sagrario en un cáliz de oro y puede entregarlo o negarlo a las pequeñas briznas de polvo galáctico que deseen recibirlo dentro de su ser.
El hombre puede ofender con su boca insignificante imperceptible a ese ser inmenso o infinitamente pequeño según su posición en el espacio- tiempo, pero la Iglesia que es una cojonésima de mitad de nada puede ayudarle a limpiar la ofensa y entregarle en comunión a ese Dios imposible de imaginar, de medir y de interpretar.
El ser humano, animal racional que esta terminando con la vida en este planeta ese engreído que es menos que una arena en el desierto, simple polvo galáctico, puede medir, pesar e interpretar la inmensidad mientras se siente incapaz de controlar la caída de una pera, el desarrollo de una berza o la mente de un psicópata y se cree poseedor de la ley, la justicia y la razón para decidir quien debe vivir y quien no invadiendo países y asesinando a otros seres humanos que bien analizados son otros universos en el cual millones de células siguen leyes escritas por un código superior que todo lo mide en base a la conservación de la vida
Si el ser humano diese pasitos más pequeños y tratase de eliminar el hambre en el mundo, la conservación del planeta y de las especies  mejor nos iría, pero somos demasiado soberbios, ambiciosos, depredadores e irracionales para seguir con los pies en el suelo y nos sentimos mejor descifrando el sexo de los ángeles descubriendo exoplanetas  por el brillo de las estrellas y empaquetando a Dios en celofán para repartirlo entre seguidores con vendas en los ojos.

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