La vergüenza que nos puede provocar las leyes con las que quieren amordazarnos, convirtiendo en delincuentes a pacifistas comprometidos con la justicia no es nada comparada con la que sentimos al comprobar que España es uno de los países donde mujeres raptadas son subastadas, violadas y entregadas a proxenetas sin que esta lacra se persiga con contundencia y se creen leyes que castiguen con la máxima dureza a estos depravados. y se resarza y proteja a sus victimas.
El Gobierno, las fuerzas de seguridad y la justicia de este país están en deuda con estas personas esclavizadas y tienen que actuar con contundencia para erradicar de una vez por todas y para siempre esta basura
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