sábado, 14 de abril de 2012

Planeta azul, mi comunidad, mi pais, mi nido; que bonito


Hoy me siento feliz, me voy a comer el mundo. Vivo en un país democrático gobernado por un partido que borra poco a poco  de un plumazo y sin consenso  todas esas manganchas de educación pública, seguridad, convenios, empleo fijo y otras monsergas que lastran la economía e impiden reducir el déficit. Lo de los mangantes que surgen por todas las esquinas lo dejaremos para cuando al abuelo le vuelvan a salir los dientes.
Este país pertenece a una comunidad cuyos dirigentes (creo que dos) mantienen un pulso firme y una bota sobre el cuello contra los países endeudados hasta el infinito por la gestión de sus gobernantes y el timo de la estampita de los grandes bancos. Es una comunidad pero los comunitarios se miden con distinto rasero en función de la prima de riesgo. Es como si en casa tenemos al hermano pobre comiendo en el plato del perro y al hermano rico recriminándole que ahorre para pagarle lo que le debe.
La comunidad es parte de un planeta regulado por las leyes del mercado que funcionan con el mismo criterio en países como Estados Unidos o en Somalia, China o Finlandia. No se puede parar uno en simples contemplaciones, hay que esperar que el mercado regule las situaciones económicas y así resurjan los derechos humanos.
El planeta pertenece a la Vía Láctea que es una gran amenaza con sus meteoritos, sus tormentas solares e incluso posiblemente enemigos galácticos amenazantes, no tan racionales como nosotros. El sol amenaza con digerirnos. Pero tranquilos los países están unidos en proyectos espaciales para hacer escudos solares, buscar vida extraterrestre, se ha barajado la idea de un escudo de misiles que nos proteja e incluso para cuando el sol se ponga pesado estamos pensando en hacer habitable algún planeta consiguiendo con botes de humo de las fuerzas antidisturbios crear un efecto invernadero que consiga que se inicie el círculo de la vida a partir de una gota de Coca-Cola.
Francamente estoy feliz y puedo dormir tranquilo sabiendo que estamos en buenas manos.

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