sábado, 21 de abril de 2012

Juegos del hambre en España


Políticos colocados a dedo por poderes ocultos en las listas electorales cerradas fueron el embrión de la tragedia de millones de inocentes confiados que se convirtieron en el engado  (consultar diccionario gallego) para  cebar a unos pocos desalmados  sin escrúpulos.
Con el crecimiento económico virtual, la idea democrática de mentes alevines sin cultura de "Pueblo", la castración quirúrgica de la empatía innata en los seres humanos utilizando hábilmente unos medios de información manipulados,  la interpretación teatral de especialistas en  verborrea hueca con sonido de fondo de timbales, el consumismo impregnado en todos los mensajes que convertía a los ciudadanos en meros transeúntes en un laberinto del "Yo el importante"  y unas leyes a la carta para gobernantes sin conciencia,  habían conseguido que los habitantes del país, se desarrollasen  socialmente vacíos, sin ideales  y  conformes con una  posición política ajena y apática, mientras los escándalos de corrupción salpicaban a  todos los niveles  a los dos grandes partidos políticos  que se alternaban en el poder y las obras faraónicas; aeropuertos fantasmas, ambulatorios y hospitales que no llegaban a estrenarse por falta de médicos crecían como brotes verdes, tejiendo una maraña de hilillos que impregnaba toda la esperpéntica obra,  mientras que por otro lado, infinidad de jóvenes con estudios superiores y una mochila cargada de ilusiones truncadas, se veían obligados a  emigrar el extranjero con un futuro incierto inseguros y desalentados. Florecían como tréboles en el prado los palacios de la cultura, museos variopintos, jardines colgantes, fiestas de alto copete, carreras de coches, que no hacían más que aumentar una deuda inconmensurable, pero daban pié a la justificación de facturas de presupuestos triplicados que retroalimentasen las alforjas repletas de los partidos políticos y las asignaciones bajo cuerda que mantuviesen callados y satisfechos a todos los implicados en la gran estafa, fuesen políticos, sindicalistas, gerentes de Cajas de ahorros o presidentes de asociaciones vecinales, asimismo estas megamierdas llenaban las expectativas de una plebe sorda  por el estruendo de los ruidos de fondo y y ciega por los destellos de los fuegos de artificio que apagaban los sentimientos y convertían en bestias domadas, satisfechas con su porción de brebaje insolidario, a los que fueron seres humanos llenos de ideales.

Como resultado de esta política asocial que solo buscaba el enriquecimiento de las clases superiores (superiores en vanidad, hermetismo, soberbia, lujuria y enchufismo)  la burbuja de la construcción seguía hinchando peligrosamente, con el beneplácito del gobierno de turno que se jactaba del crecimiento económico que nos permitiría superar a las grandes potencias económicas de Europa en una extraña escala de bienestar virtual en la que ocupábamos uno de los puestos destacados, sin valorar ni un segundo el déficit inmenso que se abría bajo nuestros pies, como un cráter gigantesco oculto bajo una frágil costra de arcilla.
Los bancos siempre generosos, ofrecían hipotecas desinteresadas  a cualquiera que tuviese la ilusión de comprar un piso, un coche de alta gama o desarrollar un proyecto inalcanzable que lo situara al mismo nivel de los parásitos que nos ofrecían como modelos,  sin tener en cuenta los limitados recursos de los cuales dispusiese, los sueños se podían materializar sin que para ello fuese necesaria una solvente base de recursos económicos, sino más bien, era suficiente hipotecar el bien adquirido por encima de su valor, con lo cual podría el tonto de turno realizar sus sueños. 

Pero...  los banqueros, que nunca se han chupado el dedo, ataban muy bien los cavos detrás de sus ofertas generosas y confiadas y se aseguraban con la letra pequeña en contratos indescifrables, plagados de cláusulas envenenadas, de cobrarse el prestamos con altos rendimientos, bajo la pena de elevados intereses por descubierto que arrastrarían a un desahucio por encima del precio tasado,  manteniendo las deudas y disponiendo a perpetuidad de  la vida de los incautos engañados. Los contratos eran firmados sin una mínima explicación, sin previo acuerdo por los ingenuos clientes, que se limitaban a firmar sin presencia de un notario una sentencia que podría llevarlos al suicidio inducido, de esta manera con un afán usurero y sin ningún filtro de la Administración, se aseguraban de que cuando la burbuja reventase, cosa que sabían de antemano que tarde o temprano sucedería,  los clientes responderían, no solo con la vivienda tasada por ellos con un valor superior a la deuda contraída, sino también con los bienes de los avales y su nómina.
Por si estas marañas ilegales fueran poco, se dedicaban a la vez a tejer  telarañas donde atrapar clientes  confiados, la mayoría pensionistas que engañados vilmente depositaron su dinero  a perpetuidad en acciones preferentes, sin que estos conociesen las condiciones de las generosas ofertas, que permitiría privar de todos los ahorros de una vida al incauto que simplemente estampase su firma en el contrato.
El país tenía grandes carencias en trenes de cercanías, pero se hacían trazados para el Ave entre localidades que de antemano se sabía que tarde o temprano serian un fracaso, las estaciones podían localizarse en el medio de la nada, en un terreno baldío recalificado con chanchullos de políticos chorizos y adquirido por unos cuantos listillos de su panda  y que daría lugar a la eclosión de una gran ciudad con campos de golf, piscina, galerías y toda clase de cebos que llamaran la inversión de los zombis deslumbrados por el progreso. Lo de menos era el trazado de las vías, las seguridades y la utilidad de la inversión, lo importante era alimentar a la bestia que cada día necesitaba más recursos para mantenerse en el poder.



Cuando se desplomó el andamiaje de cartón piedra y pilló por sorpresa a los ciudadanos en una crisis sin precedentes arrastrándolos a la miseria, a la perdida de derechos sociales y a la rapiña concertada de los buitres en la sombra, la administración organizó como una nueva cortina de humo, unos Juegos del Hambre que hacían necesario subir los tributos , recortando aún más los derechos conseguidos durante años de sacrificio,retroalimentando el paro y los desahucios vergonzosos que  encadenaban de por vida a los pobres desgraciados y a sus avales con unas deudas impagables y unos intereses de usura, mientras, se inyectaban grandes cantidades de dinero procedentes de las arcas públicas a los bancos que dieron lugar al gran fiasco con sus bonos basura y por si esto no fuese suficiente, se rescataron con fondos europeos que lastraron aún más a los pardillos que malamente podían salir de su asombro, aplicando al pié de letra la filosofía del shock.
El malestar de los ciudadanos al comprobar las dos varas de medir, los engaños en las promesas electorales, hicieron que millones de personas se movilizasen pacíficamente exigiendo justicia, una banca pública y prisión para los corruptos y los responsables de la hecatombe.
La segunda parte de la obra está por rodar y dependerá en gran medida de la actitud de los ciudadanos ante el robo de sus derechos ahorros y propiedades.
Si quieres participar en el juego esconde tu cabeza bajo del ala y sigue fielmente en la fila. En caso contario apoya todas las manifestaciones, lucha por mantener tus derechos y por hacer salir del nido a esta hidra de siete cabezas

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