Políticos colocados a dedo por poderes
ocultos en las listas electorales cerradas fueron el embrión de la
tragedia de millones de inocentes confiados que se convirtieron en el engado
(consultar diccionario gallego) para cebar a unos pocos desalmados
sin escrúpulos.
Con el crecimiento económico virtual, la idea
democrática de mentes alevines sin cultura de "Pueblo", la castración
quirúrgica de la empatía innata en los seres humanos utilizando hábilmente unos
medios de información manipulados, la interpretación teatral de especialistas
en verborrea hueca con sonido de fondo de timbales, el consumismo
impregnado en todos los mensajes que convertía a los ciudadanos en meros
transeúntes en un laberinto del "Yo el importante" y unas leyes
a la carta para gobernantes sin conciencia, habían conseguido que los
habitantes del país, se desarrollasen socialmente vacíos,
sin ideales y conformes con una posición política ajena y
apática, mientras los escándalos de corrupción
salpicaban a todos los niveles a los dos grandes
partidos políticos que se alternaban en el poder y las obras faraónicas;
aeropuertos fantasmas, ambulatorios y hospitales que no llegaban a estrenarse
por falta de médicos crecían como brotes verdes, tejiendo una maraña de
hilillos que impregnaba toda la esperpéntica obra, mientras que por otro
lado, infinidad de jóvenes con estudios superiores y una mochila
cargada de ilusiones truncadas, se veían obligados a emigrar el
extranjero con un futuro incierto inseguros y desalentados. Florecían como
tréboles en el prado los palacios de la cultura, museos variopintos,
jardines colgantes, fiestas de alto copete, carreras de coches, que no
hacían más que aumentar una deuda inconmensurable, pero daban pié a la
justificación de facturas de presupuestos triplicados que retroalimentasen las
alforjas repletas de los partidos políticos y las asignaciones bajo cuerda que
mantuviesen callados y satisfechos a todos los implicados en la gran estafa,
fuesen políticos, sindicalistas, gerentes de Cajas de ahorros o presidentes de
asociaciones vecinales, asimismo estas megamierdas llenaban las expectativas de
una plebe sorda por el estruendo de los ruidos de fondo y y ciega
por los destellos de los fuegos de artificio que apagaban los sentimientos y
convertían en bestias domadas, satisfechas con su porción de brebaje
insolidario, a los que fueron seres humanos llenos de ideales.
Como resultado de esta política asocial que solo
buscaba el enriquecimiento de las clases superiores (superiores en vanidad,
hermetismo, soberbia, lujuria y enchufismo) la burbuja de la construcción
seguía hinchando peligrosamente, con el beneplácito del gobierno de
turno que se jactaba del crecimiento económico que nos permitiría superar a las
grandes potencias económicas de Europa en una extraña escala de bienestar virtual
en la que ocupábamos uno de los puestos destacados, sin valorar ni un segundo
el déficit inmenso que se abría bajo nuestros pies, como un cráter
gigantesco oculto bajo una frágil costra de arcilla.
Los bancos siempre generosos, ofrecían hipotecas desinteresadas a cualquiera
que tuviese la ilusión de comprar un piso, un coche de alta gama o desarrollar
un proyecto inalcanzable que lo situara al mismo nivel de los parásitos que nos
ofrecían como modelos, sin tener en cuenta los limitados recursos de los
cuales dispusiese, los sueños se podían materializar sin que para ello fuese
necesaria una solvente base de recursos económicos, sino más bien, era
suficiente hipotecar el bien adquirido por encima de su valor, con lo cual
podría el tonto de turno realizar sus sueños.
Pero... los banqueros, que nunca se han chupado el dedo, ataban muy
bien los cavos detrás de sus ofertas generosas y confiadas y se aseguraban
con la letra pequeña en contratos indescifrables, plagados de cláusulas
envenenadas, de cobrarse el prestamos con altos rendimientos, bajo la pena de
elevados intereses por descubierto que arrastrarían a un desahucio por encima
del precio tasado, manteniendo las deudas y disponiendo a perpetuidad de
la vida de los incautos engañados. Los contratos eran firmados
sin una mínima explicación, sin previo acuerdo por los ingenuos
clientes, que se limitaban a firmar sin presencia de un notario una sentencia
que podría llevarlos al suicidio inducido, de esta manera con un afán
usurero y sin ningún filtro de la Administración, se aseguraban de que cuando
la burbuja reventase, cosa que sabían de antemano que tarde o temprano
sucedería, los clientes responderían, no solo con la vivienda tasada por
ellos con un valor superior a la deuda contraída, sino también con los bienes
de los avales y su nómina.
Por si estas marañas ilegales fueran poco, se
dedicaban a la vez a tejer telarañas donde atrapar clientes
confiados, la mayoría pensionistas que engañados vilmente depositaron su
dinero a perpetuidad en acciones preferentes, sin que estos
conociesen las condiciones de las generosas ofertas, que permitiría
privar de todos los ahorros de una vida al incauto que simplemente estampase su
firma en el contrato.
El país tenía grandes carencias en trenes de cercanías, pero se hacían trazados
para el Ave entre localidades que de antemano se sabía que tarde o temprano
serian un fracaso, las estaciones podían localizarse en el medio de la nada, en
un terreno baldío recalificado con chanchullos de políticos chorizos y
adquirido por unos cuantos listillos de su panda y que daría lugar a la
eclosión de una gran ciudad con campos de golf, piscina, galerías y toda clase
de cebos que llamaran la inversión de los zombis deslumbrados por el progreso.
Lo de menos era el trazado de las vías, las seguridades y la utilidad de la
inversión, lo importante era alimentar a la bestia que cada día necesitaba más
recursos para mantenerse en el poder.
Cuando se desplomó el andamiaje de cartón piedra y pilló por sorpresa a los
ciudadanos en una crisis sin precedentes arrastrándolos a la miseria, a la
perdida de derechos sociales y a la rapiña concertada de los buitres en la
sombra, la administración organizó como una nueva cortina de humo, unos Juegos
del Hambre que hacían necesario subir los tributos , recortando aún más los
derechos conseguidos durante años de sacrificio,retroalimentando el paro y los
desahucios vergonzosos que encadenaban de por vida a los pobres
desgraciados y a sus avales con unas deudas impagables y unos intereses de
usura, mientras, se inyectaban grandes cantidades de dinero procedentes de las
arcas públicas a los bancos que dieron lugar al gran fiasco con sus bonos
basura y por si esto no fuese suficiente, se rescataron con fondos europeos que
lastraron aún más a los pardillos que malamente podían salir de su asombro,
aplicando al pié de letra la filosofía del shock.
El malestar de los ciudadanos al comprobar las dos varas de medir, los engaños
en las promesas electorales, hicieron que millones de personas se movilizasen
pacíficamente exigiendo justicia, una banca pública y prisión para los
corruptos y los responsables de la hecatombe.
La segunda parte de la obra está por rodar y dependerá en gran medida de la
actitud de los ciudadanos ante el robo de sus derechos ahorros y propiedades.
Si quieres participar en
el juego esconde tu cabeza bajo del ala y sigue fielmente en la fila. En caso
contario apoya todas las manifestaciones, lucha por mantener tus derechos y por
hacer salir del nido a esta hidra de siete cabezas