El Vaticano condena a los babosos pederastas que han violado y maltratado amparados con sus sotanas, a niños indefensos.
Después de tanto silencio me pregunto si este comportamiento se debe a un acto de contrición o a las inmensas cantidades de dinero que tiene que pagar para tratar de resarcir a las victimas que brotan como la hierba después de la lluvia.
Este acto no lavará las manos manchadas de sus sacerdotes ni devolverá la fe a los que abrieron los ojos y contemplaron con horror las atrocidades cometidas por estos hechiceros amparados bajo un crucifijo que debería marcarles como el hierro al rojo que marca las reses.
La Biblia que los sacerdotes utilizan como documento que los hace piedra angular de su iglesia dice por palabras de Jesucristo (crucificado por los sumos sacerdotes) que conoceréis a los suyos por sus obras, no por sus hábitos, de lo que se puede deducir que en la Iglesia Católica hay mucho hijo de Satanás.
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