sábado, 8 de octubre de 2011

Y sigo con los desahucios

Hola, son las ocho, es sábado, tengo el día de descanso, no puedo dormir, no me quejo;  cada día hay más familias en la calle entre cartones, sin hogar, no presumo de samaritano, pero vistas las imágenes y aunque fue en televisión, que enfría los sentimientos y embota nuestros sentidos, no es muy raro que me afecte. A cualquiera que perciba sus latidos y que sepa que hay personas; buena gente que pasaron esta noche sollozando en plena calle, consolando a sus mayores sin recursos y con marcas en el cuerpo por los golpes de quienes ponen el orden y te mazan, muchas veces renegando de su suerte por no ser ellos los que duerman sin un techo, el deber es el deber, hay que acatarlo.
Vuelvo al hilo que me une a la noticia y me sigo preguntando ¿Qué es la ley? ¿Qué coño tiene esto que ver con la justicia? y  me pongo dos ejemplos:
Un mal día el responsable ( que no tiene por qué serlo ) de urbanismo en cualquier ayuntamiento, da todas sus bendiciones para hacer un rascacielos a la orilla de una playa o en el centro de una plaza, o en un castro protegido, o donde le pete el pijo y se edifica, se venden todos los pisos y se amueblan, y el inmueble se calienta con el amor de las madres, con los besos que atraviesan las paredes, con las ganas de llenar una cunita que  ni siquiera han comprado y de pronto, todo cambia, una orden de derribo, es la ley, tiembla el alcalde, no podrá el ayuntamiento ni pagándole una mierda a los vecinos por los pisos que le deben a la caja y les costaron un ojo de la cara. No se puede, recurrimos, declaramos esta playa urbanizable, mil recursos, no hay derribo, respiramos.
Mientras tanto el que ha firmado los papeles, responsable de urbanismo, se la está reflanflinflando en otra playa, en las Candongas (paraíso para blanquear la pasta), rodeado de menores que le cumplen los antojos; él no tiene que dar cuentas, que pague el ayuntamiento que al final somos nosotros. Ni se inmuta el hijo-puta.
Al final todo ha acabado felizmente, no hay derribo, después de mil alegatos, sin un solo policía uniformado, con la porra de mazar, “son concejales” “es distinto”.  Se ha arreglado, este caso sería muy trascendente y vergonzoso, movería los cimientos del sistema y por suerte los vecinos se  han salvado, no por ellos, por lavar la cara de los responsables, por mantener el sistema, para esto no hay judgado.
Otro tema:
En el mismo ayuntamiento un pobre obrero dedicado a mil tareas y sin horas de descanso, ni domingos, consiguió comprar un piso, para ello tuvo que pedir dinero (hipoteca, tasaciones, un seguro) al final también dispone de vivienda ¡qué alegría!. “Trabajando noche y día pagaremos hasta el último recibo”.
Infelices, ilusiones, fantasías, todo es plomo que te arrastra hasta el abismo.
 Como tantos españoles por desgracia pierde el puesto de trabajo aquel obrero, una crisis provocada por los grandes financieros que trafican con papeles.  Como si fuera una  ola gigantesca, va cerrando las empresas, todo es falso, no hay cimientos, hay fuga de capitales, se fusionan hasta las cajas de ahorros, se prescinde de sus altos dirigentes que se forran y siguen de consejeros ¿qué aconsejan?
Llega el día del desahucio, que distinto, mogollón de policías bien formados, protegidos, por si acaso, esto es un desalojo, hay vecinos agrupados, hay un grupo de indignados, un obrero y su familia sollozando, hay que armarse “Policías a las porras”.
Es la hora, no se mueven, una piña, pero ahora no hay más fuerza que la fuerza de la ley, no se puede detener hay una orden de desahucio, ya pagó un especulador en la subasta una miseria, tiene todos los derechos, el obrero, ya ninguno, ni poniendo los vecinos el dinero. ¡A la calle que cargamos! El silencio, sudor frio, convulsiones, llanto, miedo. De repente un enjambre de porrazos a las gentes que protegen al vecino, a su familia. Es la ley, a dormir en los cartones, esta casa tiene dueño y la  vendió ganando el doble el de la puja ¡Que granuja!
Pero aquí no acaba el cuento, la vivienda fue tasada de mentira, la subasta fue un tapujo, se pagó la cuarta parte de su precio, falta tela “a pagar” aquí se exprime hasta a la abuela.
Por ejemplo, así funciona:  Un piso de 180000 eurazos  que se embarga por deudas de 10000 euros (5000 por descubierto) se subasta por 90000 y se deben por lo tanto otros 90000. Hay un desahucio, ya no basta con pagar esos 10000, ya se especula, a la calle y me debes  aun 90000. ¡Esla ley!

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