viernes, 23 de septiembre de 2011

Bomba financiera


Esta guerra silenciosa que con bombas financieras mina empleos, cierra empresas, mata tantas ilusiones de los jóvenes que ansiosos buscan puestos de trabajo y destruye las condiciones de vida, convirtiendo poco a poco en estado de miseria el que fue denominado de bienestar, tiene unos responsables.

 Por un lado la codicia de los grupos financieros que llenaron sus alforjas comerciando con espejos sembrando desconfianza, originando el derrumbe de sus propias entidades reflotadas con los impuestos al obrero.

 Por el otro los políticos por activa y por pasiva manteniendo  una estructura insostenible en la Administración ya sangrante en los tiempos de bonanza.

El dinero que se mide a las viudas, que se quita a las pensiones y encadena al duro banco de trabajo hasta edades  avanzadas a empleados y se emplea sin vergüenza en vanidades en forrarse los bolsillos de unos pocos es sangrante, vergonzoso, denigrante.

Todos somos iguales según ellos, que reparten los millones y a nosotros nos congelan las pensiones, ellos con lujosos coches oficiales, asignándose los sueldos y las dietas y nosotros a tocarnos la puñeta sin trabajo, sin presente y sin futuro.

Pero basta, ya no somos corderitos dirigidos, conocemos el percal y no aceptamos ni promesas, ni mentiras ni recortes. Con el tiempo sacaremos la maleza de las Cortes.
 

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