sábado, 20 de agosto de 2011

El comienzo del fín. La Antartida se derrite

La Antártida está comenzando a derretirse sin remedio. El pasado mes de marzo se hundió una parte importante de la plataforma glaciar "Larsen B", cuya formación se remonta a 12.000 años. La semana pasada, otro bloque de hielo de 75 kilómetros de largo se desgajó de la placa de Ross, al sur de Nueva Zelanda, y los científicos del Centro Nacional del Hielo de Estados Unidos anunciaron un nuevo desprendimiento de hielo de 200 kilómetros de longitud también en el Mar de Ross.

El Artico puede desaparecer antes del  2020. Según los cálculos de los científicos, este verano se ha fundido tanto cantidad de hielo en el Ártico como en los últimos 15 años juntos. Y lo más preocupante: si se mantiene este ritmo tan alto, el Polo Norte puede desaparecer por completo en el año 2020.

Duarte, que acaba de regresar de una expedición científica en la zona, presenta una estampa del Ártico poco idílica. "Tiene una extensión de hielo que no se había visto en los últimos cientos de miles de años por su escasez. Es un Ártico que en vez de blanco, es cada vez más azul, que permite usos de extracción de riquezas pesqueras y recursos de gas y petróleo".
La pérdida de masas de hielo del continente Antártico y el Artico ocasionaría un aumento significativo en el nivel del mar provocando, a la vez la desaparición de miles de poblaciones que se encuentran a pocos metros sobre la línea de marea
Este será el primer efecto del deshielo seguido de la desaparición de islas, se recortara a la mitad el kril influyendo en la vida de mamíferos marinos y peces y el hambre se dejará sentir por todo el planeta.
Pero posiblemente lo peor estará por llegar. La falta de hielo influirá significativamente en la condensación del agua, las nubes desaparecerán, la evaporación será catastrófica, la tierra se resecará y el planeta se convertirá en una masa polvorienta sin agua y sin vida como es en la actualidad nuestro satélite, la luna.
Lo peor es que estos cambios son inevitables, el equilibrio está roto y los efectos se desarrollarán en una escala logarítmica porque cada cambio descompensará más aun el sistema. Solamente podremos retardar un poco los acontecimientos si actuamos ya, si empezamos a valorar los bosques y dejamos de contaminar el agua, la tierra y el aire; si empezamos a valorar ya la vida por encima de todo lo demás. La tierra es un ser vivo enfermo, herido de muerte por nuestra irresponsabilidad y nosotros somos como las células cancerígenas de este ser que acabarán por destruirlo con lo cual dejaremos de existir.


Cuando la sequía azota alguna región, las hienas celebran el gran convite de carne de cadáveres, sin percatarse de que el cambio les arrastrará a la muerte. Nosotros contemplaremos también atónitos la gran orgía de extracción de hidrocarburos y minerales en estas zonas vírgenes del Ártico por las grandes multinacionales (podríamos llamarlas mutilacionales) que celebrarán así los últimos estertores de este planeta agonizante

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